Es el sector poblacional que padece la mayor brecha y analfabetismo digital, además de que es una generación migrante digital que no le tocó experimentar el boom de Internet sino el auge de la televisión. Es por ello que todavía consume buena cantidad de contenido audiovisual en los medios de comunicación tradicionales.
El grupo de edad que menos usa Internet en México es el de 55 y más años: sólo 37.5% accede a la red a través de algún tipo de dispositivo, según la “Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares” (Endutih) 2020 del Inegi; en 2015 la cifra era de 16.8%. También es la población que menos usa las redes sociales (17.5%).
El estudio “Uso de las TIC y actividades por Internet en México: impacto de las características sociodemográficas de los usuarios” (IFT, 2019) traza el perfil típico del usuario de Internet más vulnerable: “el perfil con la menor probabilidad de usar Internet es el de un hombre de 55 años o más que reside en alguna zona rural de Chiapas, sin estudios completos de ningún nivel, no trabaja y en su hogar perciben un ingreso menor a 12,883 pesos mensuales. La probabilidad que tiene este perfil de utilizar Internet es de 0.4%”.
Este mismo documento revela que la probabilidad de utilizar un teléfono móvil convencional (no smartphone) es mayor conforme aumenta la edad, mientras que la probabilidad de utilizar un teléfono inteligente disminuye en adultos de 55 años o más. La probabilidad que tiene este perfil de usar un teléfono convencional es de 52.2% y su máximo nivel de estudios es primaria. Pero es dramático que la probabilidad de usar un smartphone es de 2.1% y carece de nivel educativo. Parece existir una relación entre mayor edad, menor nivel educativo y limitada adopción tecnológica. Aún así, se ha avanzado: en 2015, sólo 15.5% de este grupo usaba smartphone, pero en 2019 mejoró a 40% (“Evolución de la adopción y uso de las TIC en México 2015-2019”).
A las personas adultas mayores se les dificulta o tienen menos probabilidad de usar las redes sociales (17.5%), recibir capacitación o educación por Internet (15.1%), realizar operaciones bancarias (4.2%) o comprar por Internet (3.6%). Por si fuera poco, cuando se conectan a la red o se animan a hacer transacciones en línea, también es el sector más vulnerable y blanco de las estafas virtuales y los ciberdelincuentes. Pero la situación cambia con la televisión.
Un informe especial del Instituto Federal de Telecomunicaciones sobre consumo de contenidos audiovisuales por las personas mayores de 60 años (agosto 2020-julio 2021) descubrió que 13.6% del visionado del programa Aprende en casa, habilitado por las autoridades educativas para continuar con el ciclo escolar durante el confinamiento pandémico, fue realizado por este grupo etario.
Lo anterior corrobora que las tecnologías habilitan otros derechos fundamentales como la educación, y que las personas mayores están interesadas en continuar con sus estudios, siempre y cuando se les facilite el acceso.
El mismo reporte del IFT revela que las personas adultas mayores son las que más encienden la televisión y las que más horas pasan frente a la pantalla (6 horas con 59 minutos), en comparación con el promedio total de personas. Este mismo fenómeno no ocurre con la radio. El número de adultos mayores alcanzados por la TV fue de 77.8%, en contraste con 37.5% de usuarios de Internet.
Lo que más les gusta ver son telenovelas, dramas y reality shows; su consumo es el doble que el del resto de los televidentes. Sus canales predilectos son Las Estrellas de Televisa (Canal 2), Azteca Uno e Imagen TV.
El Plan Comercial 2021 de Televisa corrobora que las audiencias adultas mayores son las que más ven sus canales. Los Baby Boomers (nacidos entre 1946 y 1964) tienen un visionado promedio de 2.39 horas y la Generación Silenciosa (nacida entre 1928 y 1945) de 2.56 horas.
Salto al “futuro cercano”: en países que envejecen rápidamente como Japón se están buscando soluciones tecnológicas ante una inminente crisis poblacional, principalmente en la robótica, mediante el desarrollo de robots asequibles para el cuidado de ancianos, pero todavía son caros. En 2013, el gobierno japonés inició un programa mediante el cual financia dos tercios de los costos para el desarrollo de robots de bajo costo para el cuidado de personas adultas mayores.
Existen mascotas terapéuticas que sirven de acompañantes ante la soledad como la foca “Paro”. Otros robots son capaces de levantar y desplazar a las personas de elevada edad. El exoesqueleto HAL logra que personas en situación de silla de ruedas se incorporen, desplacen y hagan cosas; ya se utiliza en 300 hospitales y asilos de ancianos en Japón.
La película “Robot & Frank”, ambientada en el futuro cercano, muestra la convivencia entre un Frank con demencia y su cuidador terapéutico robótico. El director Jake Schreier declaró: “[la tecnología] no es buena ni mala, pero cambiará la manera como nos relacionamos con los demás. No hay que detenerla”.
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