Internacional
El cierre de campaña de Trump en el Madison Square Garden desata una furia por sus insultos y sus mensajes racistas
LA NACION
El expresidente Donald Trump, candidato presidencial republicano, habla en un mitin de campaña en el Madison Square Garden, el domingo 27 de octubre de 2024, en Nueva York
WASHINGTON.- Era el cierre de campaña a toda orquesta, en el estadio más famoso del mundo. El argumento final de Donald Trump a Estados Unidos, a una semana del cierre de la elección presidencial, con su público más devoto, su familia, las figuras de su universo. Al final, fue un acto teñido de racismo y xenofobia, un festival de insultos y ataques –a latinos, puertorriqueños, afroamericanos, palestinos y judíos, a los demócratas y a Kamala Harris– que mostró la confianza rampante que reina en el trumpismo para recuperar la Casa Blanca, y puede llegar a convertirse en un tiro por la culata.
El acto de cierre de campaña de Trump en el Madison Square Garden de Nueva York copó los titulares, pero no por los motivos que una campaña anhelaría cuando falta apenas una semana para el cierre de uno de los comicios más reñidos de la historia y una pelea por la Casa Blanca voto a voto.
CNN: “Los partidarios de Trump lanzan ataques racistas y vulgares contra Harris y los demócratas en el mitin de la ciudad de Nueva York”.
El diario The Daily News: “El evento de Trump en el MSG se convierte en un horrible mitin racista, los oradores insultan a puertorriqueños, negros y judíos”.
El Wall Street Journal: “Varios oradores adoptan un tono sombrío en el mitin de Trump en el MSG”.
La agencia de noticias AP: “El evento de Trump en el Madison Square Garden ofrece insultos crudos y racistas”.
El New York Times: “Trump en el Garden: un cierre de carnaval de quejas, misoginia y racismo”.
El rally de Trump, que fue comparado con un acto nazi que se hizo en el Madison Square Garden en 1939 al que concurrieron más de 20.000 personas, reunió en la arena a su público más fiel con los nombres que han acompañado a Trump en su última campaña, como Elon Musk y Tucker Carlson, sus hijos, y el candidato a vicepresidente, JD Vance, y la estrella de lucha libre, Hulk Hogan, además de otros republicanos. También estuvo su mujer, Melania Trump, que se mostró –un tanto distante– por primera vez junto a su marido desde la convención republicana en julio último. El tono quedó a la vista de entrada.
“No sé si ustedes lo saben, pero literalmente hay una isla flotante de basura en medio del océano en este momento. Creo que se llama Puerto Rico”, dijo Tony Hinchcliffe, un comediante que tiene un podcast, Kill Tony, y que fue el blanco de las principales críticas por su incendiario mensaje, que él adujo que fue en tono de broma.
“Y a estos latinos también les encanta tener bebés. Solo sepan eso. Les encanta. Les encanta. No se salen. No hacen eso. Terminan adentro. Tal como lo hicieron con nuestro país”, fue otra de las frases que dejó Hinchcliffe.
Stephen Miller, el arquitecto de la plataforma migratoria de Trump, que propone un plan masivo de deportaciones, lanzó otra frase que fue comparada con el nazismo: “Estados Unidos es para los norteamericanos y solo para los norteamericanos”.
Un amigo de la infancia de Trump, David Rem, se refirió a Harris como “el Anticristo” y “el diablo”. El empresario Grant Cardone dijo que Harris “y sus proxenetas manipuladores destruirán nuestro país”. Tucker Carlson dijo que Harris está compitiendo para ser “la primera exfiscal de California de bajo coeficiente intelectual, samoana-malasiana en ser elegida presidenta”. Harris es hija de un economista jamaiquino y una científica india.
Apenas comenzaron a circular los discursos por las redes sociales, la reacción fue explosiva. Los discursos comenzaron a copar los titulares de los medios, y varias estrellas puertorriqueñas y latinas, como Ricky Martin, Bad Bunny, Luis Fonsi y Jennifer Lopez, salieron a darle su respaldo a Harris en sus cuentas en las redes sociales, seguidas por millones de personas. Un dato salió a la superficie: en Pensilvania, el más crítico de los siete estados pendulares o “swing states” que decidirán quién gana la Casa Blanca, viven 500.000 puertorriqueños. Los puertorriqueños son ciudadanos norteamericanos y pueden votar.
La campaña de Trump intentó rápidamente distanciarse de los comentarios de Hinchcliffe: “Esta broma no refleja las opiniones del presidente Trump ni de la campaña”, dijo la asesora de Trump, Danielle Alvarez en un comunicado.
La congresista María Elvira Salazar y el senador Rick Scott, dos de las principales figuras republicanas de Florida, donde viven cientos de miles de puertorriqueños, también condenaron la frase. Hinchcliffe intentó luego matizar sus comentarios al afirmar en X, antes Twitter, que es un comediante y bromea sobre todo el mundo. “Amo Puerto Rico y voy de vacaciones ahí”, escribió, en respuesta a las críticas de los demócratas Alexandria Ocasio-Cortez y el candidato a vicepresidente, Tim Walz.
“Esta retórica no refleja los valores del Partido Republicano. Puerto Rico envió más de 48.000 soldados a Vietnam, con más de 345 Corazones Púrpura otorgados. Esta valentía merece respeto. ¡Edúquese!”, dijo Salazar en X.
El ex presidente de Estados Unidos y candidato presidencial republicano Donald Trump habla durante un mitin de campaña en el Madison Square Garden de Nueva York, el 27 de octubre de 2024
Durante el evento, Trump anunció una nueva deducción fiscal dirigida a personas que cuidan a familiares mayores o a seres queridos, y pronosticó una victoria en Colorado, un estado que no ha votado por un candidato republicano a la presidencia desde 2004. Y también dijo que, si llega a la presidencia, le daría a Robert F. Kennedy Jr., un notorio promotor de teorías conspirativas falsas sobre vacunas, amplios poderes sobre alimentos y medicamentos. “Voy a darle rienda suelta en el área de la salud,” anticipó.
Trump también continuó demonizando a los inmigrantes, el principal mensaje proselitista de su tercera campaña presidencial. Pidió la pena de muerte para “cualquier migrante que mate a un ciudadano norteamericano o a un agente de la ley”, volvió a decir que el gobierno de Joe Biden “ha importado migrantes criminales”, una afirmación sobre la cual no existe evidencia alguna.
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