Internacional
“Inundar la zona” o asfixiar al rival, la estrategia de Donald Trump
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CNN en Español
Sorbete, pitillo, popote, sorbeto, calimete, pajilla, cañita, absorbente. Son palabras que significan lo mismo, según el Diccionario de la Real Academia: “un tubo delgado que se utiliza para sorber refrescos u otros líquidos”. Ese artefacto es objeto de uno de los numerosos decretos emitidos por el presidente Donald Trump tras su regreso a la Casa Blanca.
El lunes 10 de febrero promulgó el decreto y declaró: “estas cosas no funcionan, los he usado muchas veces y se rompen, explotan. Si algo está caliente no duran mucho, a veces solo minutos, a veces segundos. Es una situación ridícula”. Según Trump, su decreto puso fin al uso forzado de sorbetes de papel impuesto por el gobierno de Joe Biden. Pero lo que buscaba la medida de su antecesor era iniciar un proceso para que el gobierno federal dejara de comprar plásticos de un solo uso, incluidos los pitillos, para instalaciones federales. Es decir, nadie ha prohibido los popotes plásticos.
Desde el 20 de enero, Trump ha emitido más de 80 directrices, entre decretos, proclamas y memorandos, que van desde imponer aranceles, intentar cambiarle el nombre al golfo de México y “resolver” un problema inexistente, como el de los sorbetes.
Detrás del aparente caso hay una estrategia. Steve Bannon, quien asesoró a Trump durante su primera presidencia y purgó condena por desacato al Congreso, la explicó en una entrevista con la cadena de televisión Public Broadcasting System (PBS), grabada en marzo de 2019: “Los medios son el partido de oposición y los medios, como son tontos y perezosos, solo se pueden enfocar en una cosa a la vez. Lo único que tenemos que hacer es inundar la zona. Todos los días les lanzamos tres cosas, cogerán una y haremos todo lo que queremos. Bang, bang, bang – nunca se van a recuperar”.
Inundar la zona es una expresión ligada al fútbol americano, similar a la presión para asfixiar al rival en el fútbol universal. En medio de anuncios como el de los absorbentes, van otros más trascendentales como el despedir empleados del gobierno federal, imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio, sancionar a funcionarios de la Corte Penal Internacional, enviar migrantes a la base naval de Guantánamo, Cuba, entre muchas medidas más.
Carl Meacham, quien fue el principal asesor de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado durante la Presidencia del republicano Richard Lugar, de Indiana, dice que el plan es menos complicado de lo que parece: “¿Es una estrategia real o simplemente caos calculado? Al mezclar aranceles con distracciones como las pajillas de plástico, Trump satura el debate y desgasta a la oposición”.
Para la periodista y analista Dori Toribio se trata de una estrategia intencionada. “Es algo que el presidente Trump busca y alimenta a diario. A diferencia de hace cuatro años, cuando reinaba el caos en la Casa Blanca, fruto de las divisiones internas y la falta de preparación y experiencia, esta vez Trump sabe lo que hace. Trump prometió sacudir el ‘establishment’ y ahora lo hace con su sello agresivo de sorpresa e improvisación en vivo ante las cámaras. Esa avalancha muchas veces resulta en caos y batallas legales, pero esta vez son batallas buscadas con un objetivo: ampliar los límites del poder ejecutivo”
La Constitución de Estados Unidos establece que existen tres poderes, el Legislativo (el Congreso), el Ejecutivo (la Presidencia) y el Judicial (las cortes). El Congreso aprueba las leyes, la Presidencia las hace cumplir y el Poder Judicial las interpreta y define su constitucionalidad. Pero la Presidencia ha sufrido una evolución durante mandatos presidenciales demócratas y republicanos, el gobernar a través de decretos para imponer su agenda con mayor rapidez.
Donald Trump tiene control pleno de su partido y del Congreso. Por ahora el único contén ante tantas medidas son las cortes, que ya han frenado algunos de sus decretos más polémicos, aunque difícilmente alguien demande su decreto sobre sorbetes.
Y queda una duda: ¿será que, como dice Trump, alguien usa popotes para consumir bebidas calientes? Y otra: ¿estarán documentados supuestos casos de cañitas explosivas y su efecto en quienes las usaron? Difícil saberlo. Antes de comprobarlo habrá nuevas denuncias fantasiosas del presidente de Estados Unidos para verificar.
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