Los niños no han podido asistir a la escuela, y tanto la niña de 10 años como su hermano de 15, quien padece un trastorno cardíaco conocido como síndrome de QT largo, no han recibido la atención médica que necesitan. Este último utiliza un monitor para registrar su frecuencia cardíaca, pero su madre teme que la falta de tratamiento adecuado pueda poner en riesgo su vida.
María expresó entre lágrimas que siente que las autoridades tienen en sus manos la vida de sus hijos. “El miedo es horrible. Casi no puedo explicarlo, pero es algo frustrante, muy duro”, declaró al medio.
De acuerdo con Rochelle Garza, presidenta del Proyecto de Derechos Civiles de Texas, este caso es un ejemplo de un patrón recurrente en familias con estatus migratorio mixto. Aunque este es el único caso de este tipo que la organización ha abordado directamente, Garza señaló que ha escuchado de muchas otras familias en situaciones similares.
“Lo que le está sucediendo a esta familia es una tragedia absoluta”, afirmó, haciendo un llamado al gobierno para que conceda libertad condicional a la familia y repare el daño causado.
El exdirector de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), Tom Homan, ha defendido la política de deportar a familias completas, argumentando que corresponde a los padres decidir si permanecen juntos o si dejan a sus hijos en Estados Unidos.
Sin embargo, los padres indocumentados enfrentan el riesgo de perder la custodia de sus hijos nacidos en el país si no cuentan con un poder notarial o una tutela que designe a un cuidador. En estos casos, los menores pueden terminar en el sistema de acogida familiar, complicando la posibilidad de reunificación.
La familia, que llegó a Estados Unidos en 2013 en busca de una vida mejor, ahora enfrenta un futuro incierto en México, en una región conocida por los riesgos de secuestro de ciudadanos estadounidenses. Además de los cinco hijos deportados, la pareja dejó atrás a su hijo mayor, de 17 años, quien permanece en Texas.
El caso ha generado comparaciones con otras situaciones similares, como la de una madre indocumentada en California que fue detenida mientras cuidaba a su hija de 21 años, también ciudadana estadounidense y en tratamiento por cáncer de huesos. En ese caso, la mujer fue liberada bajo libertad condicional humanitaria.
“Pedimos al gobierno que actúe con humanidad”, declaró Garza, enfatizando la necesidad de evitar que más familias enfrenten este tipo de situaciones. Mientras tanto, la familia deportada sigue buscando una manera de regresar a Estados Unidos para garantizar que sus hijos reciban la atención médica que necesitan.