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El Frente Amplio recurrió al dedazo al elegir a Loya
Dijo el cándido candidato del Frente Amplio, Rogelio Loya, que le ganará la presidencia municipal a Morena, porque va a rescatar a Juárez.
La inocua promesa de campaña, hecha durante una conferencia de prensa para presentarlo formalmente como el abanderado de la alianza PRI-PAN-PRD, no despertó emociones en las desangeladas filas frentistas, pero si provocó el morbo de varios reporteros que lo veían con lástima y ternura:
¿Y quien rescatará a Rogelio de esta suicida aventura? ¿A poco no sabe que lo están mandando a la guerra sin fusil y lo peor de todo, sin ejército?, se preguntaban con sarcasmo los tunde máquinas al final de la rueda de prensa.
La negativa profesía de los periodistas tiene mucha lógica, porque parte del hecho de que Rogelio Loya Luna no ganó ninguna encuesta ni evaluación de líderes sociales, como afirmaron los coordinadores de la supuesta consulta.
Prueba de ello es que Federico Delgado, el presidente de la asociación Sí por México y uno de los coordinadores del Frente Amplio, se negó a revelar los resultados de la consulta, con un argumento tan estulto como “el que lo hacían por estrategia”.
La verdad es que la única estrategia evidenciada fue que Rogelio fue ungido por el dedo que manda en palacio de gobierno, porque a su rival más fuerte, Enrique Serrano, le salieron muchos defectos al momento de evaluar sus fortalezas y debilidades, comenzando por el hecho de que forma parte del duartismo y es un político perdedor, además de chapulín.
Por ello, el rival más débil se sacó la rifa del tigre, porque ni el PAN ni el PRI y mucho menos el PRD tienen la estructura territorial que pueda competirle en esta frontera a Morena.
De los tres partidos, se puede decir que Acción Nacional es el único que tiene organización social en algunas colonias, sobre todo en las ubicadas dentro del cuarto distrito federal, donde por cierto ya no están solos, porque también ha crecido la militancia de la cuatro te.
Si a todo ello le sumamos que Rogelio es un buen operador electoral, pero malo para conectar con las audiencias porque no despierta emociones y mucho menos levanta pasiones en las menguadas filas panistas, muy profundas se ven las arenas movedizas donde tendrá que andar a partir del mes de marzo.
Pero si eso fuera poco, la designación a bote pronto, lo deja con poco tiempo para armar una sólida estructura de campaña que pueda cubrir todo el extenso territorio de Juárez.
Los que saben de estos menesteres de la grilla, comentan en los cafés que al recaudador de rentas le cayó de sorpresa la noticia de su designación, porque ya se había hecho a la idea de que Enrique Serrano sería el abanderado, con todo y las malas fichas que viene arrastrando desde el 2016.
Prueba de ello es que el panista bonachón ni discurso tiene elaborado y mucho menos oferta electoral, que pueda animar a los juarenses a votar por su candidatura.
Por ello ha salido con la vacilada de que va a rescatar a Juárez trabajando con la voluntad popular, cuando es la voluntad popular a la que primero debe convencer para aspirar a gobernar la ciudad fronteriza más importante y compleja de México. Así de simple.
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